martes, 14 de marzo de 2017

Huevos y tortillas

Hoy desperté pensando en huevos. No sé usted pero cada vez que veo a alguien comprar huevos observo que tiene que abrir el empaque y revisarlos. Es algo normal y aunque yo no soy normal, también hago lo mismo. A la hora de comprar siempre busco los de aquí. Me gusta que sean grandes, con la cáscara bien oscura y grado A pues, maestra al fin, me gusta la excelencia.

Es frecuente que piense en huevos, especialmente en las mañanas. Pienso en hacerme un revoltillo con todo pero el tiempo apenas me da para servirme un cereal que mastico a secas de camino a la escuela. Hoy no pensé en huevos como tal. Hoy pensé en las gallinas que ponen esos huevos. ¡Qué trabajo y dolor deben pasar las pobres! Lo más triste del caso es que nadie piense en ellas.  Nadie dice: ¡vaya, estas gallinas están brutales! ¡Miren el tamaño de estos huevos! No. Los huevos son los que se llevan todo el crédito como si se hubiesen hecho a sí mismos. ¡Puff! ¡Tarán¡ ¡Ahí está el huevo!  ¡Qué mamey! ¡Qué huevos! ¡Así cualquiera!

Hasta en el reino animal la hembra pasa desapercibida y su trabajo se da por sentado. ¿Acaso usted cuando se prepara el cafecito con leche piensa en la vaca que ordeñaron al punto que en 5 años más o menos ya no sirve para nada? Seguro que no. Pero bueno, esos son otros veinte pesos y en este momento no me voy a desviar del tema: los huevos. Hoy quisiera analizar cómo sería todo si se virara la tortilla.

Cabe señalar que hoy en uno de mis viajes mentales aprendí algo muy importante.  Las dos pelotas colgantes que tienen los hombres a las que erróneamente por apariencia llamamos huevos están llenos de espermatozoides que producen durante toda su vida. La mujer en cambio tiene una cantidad limitada de huevos en sus ovarios. Después que sale el último pues se acabaron. Fin de la historia. ¡Arrivederci Roma, goodbye, sayonara! Esto explicaría muchas cosas o no explicaría nada en lo absoluto. La verdad es que la lógica no tiene que reinar en esta suposición. Enfoquémonos en la tortilla virada al revés, en donde cargar “huevos" colgantes sea signo de debilidad e inferioridad. Si esta suposición te aterra o escandaliza, te recomiendo abandonar esta página ahora mismo.

Como seguramente aún sigues aquí, ya sea porque eres mujer y esta idea te divierte; o eres hombre y ya sea que sí te escandaliza la idea, pero no te fuiste porque no te dio la gana de hacer lo que una mujer te mandó o eres súper cool y te tripea este viaje, vamos al mambo. A fin de cuentas este escrito es más para ti, hombre, macho, carga “huevos”. Engánchese en mi paja mental y viremos la tortilla. Seas lo que seas, imagina que eres un hombre que nació en un mundo regido por las mujeres. Veamos qué tal sería la cosa.

Llegó el momento de nacer y tu madre, quien te cargó por nueve meses, sexo fuerte al fin, felicita a tu padre quien llora. Sexo débil al fin, es él y solo él el culpable de que hayas nacido varón. Las mujeres solo traen puros cromosomas X. No te preocupes, para la próxima, con suerte, le dará una hembra.
Irás a la escuela y tristemente tendrás que pasar etapas difíciles en la vida de un chico. Nada como el rechazo de una chica o ser utilizado. Vendrá a tu cabeza las preguntas de porqué no eres suficiente. Te esclavizarán los estereotipos y tratarás de llenar un molde que la sociedad dominada por las mujeres ha creado.  Te preocuparás por tu peso, por cómo vistes y cómo te relacionas con las chicas, entre otras tantas cosas. A veces pensarás que no puedes con todo lo que la sociedad espera de ti.

Las opiniones de los otros te afectarán. Tendrás que preocuparte por cómo caminas, hablas, vistes y te proyectas a los demás. No querrás que te pongan un sello de chico fácil. Algún día, tal vez inevitablemente, te enterarás por algún otro cosas horribles que dicen de ti. Tal vez porque una chica que te juró amor eterno presumió con sus amigas lo que te hizo a ti. Quizás alguna foto que te tomó quien te “amaba" circulará por las redes con tu nombre y ciudad. ¿Qué habrás hecho para merecer tales cosas? Seguramente nada, pero eres hombre y es lo que te ha tocado vivir.

Te harás adulto e irás por la calle con mucho temor de estar solo. Cuidarás cómo vistes, por dónde pasas y a las horas que pasas. No querrás provocar que te violen o terminen matándote. Al final te echarán la culpa de lo que te suceda. Nadie te manda a vestirte de esa forma, sabrá Dios tomaste de más o quién sabe con qué tipa te saliste a encontrar.

Tendrás que aguantar la presión en la calle de las mujeres que piensan con sus huevos y solo ven al hombre como un objeto sexual. Te gritarán piropos cuando vayas por una acera. No mires mal a quien lo haga pues tal vez te irá peor. Pasa rapidito, derechito y sin mirar a nadie. Si miras al suelo será mucho mejor. No uses pantalones apretados que activen la imaginación de las mujeres. Que no se te noten las tetillas cuando te dé frío. Sabemos que eso solo lo hacen para seducir a las mujeres. Cúbrase, no sea fleje. Sin embargo tolera las canciones que te denigran. Mejor aún, báilalas, cántalas y acéptalas como algo normal. Es lo que esperan las mujeres que hagas.

En el trabajo seguramente tu jefa te contratará pensando en qué podrá sacar de ti. Te hará insinuaciones, quizás te tocará sin tú quererlo y tal vez tristemente se aproveche de ti. Tal vez no sea tu jefe quien haga estas cosas, si no otra compañera. Tendrás que aguantar y tragar gordo, pues sabes que denunciar es algo que no vale la pena. A la larga te buscarán las faltas y la culpa será tuya. Nadie te manda a ser tan simpático. Eso significa que quieres y te gusta. Calladito te ves más bonito y te evitas problemas. La sociedad regida por mujeres conspirará para que no progreses. A veces tu mayor enemigo serán los mismos hombres aunque suene a locura.

Tal vez esta tortilla al revés te suene ilógica y sin sentido. Jamás pretendí la cordura con ella. Solo quise hacerte ver una realidad injusta que pasamos las mujeres en esta sociedad que nos tocó vivir, donde los “huevos" que cuelgan te dan privilegio en el “statu quo" en que vivimos.  Tal vez ahora entiendas el porqué nos indignamos. Por qué andan rebeldes, como  locas con pancartas, molestas, denunciando lo injusto en sororidad. Se requiere de huevos para  ir en contra de la norma.


No fomentemos este tipo de cultura que denigra, que inferioriza . Luchemos por una sociedad más justa, inclusiva e igualitaria. Indígnate si tienes que hacerlo.  Si no te molesta o te da igual, relájate, vacila y coopera y de vez hazme una tortilla con todos los “power" con huevitos del país.