lunes, 19 de noviembre de 2018

Descubrimiento



Hoy mi pelo celebra que aunque lo habita un cuerpo colonizado él está libre, como quiere. Que refleja mi espíritu y la rebeldía ancestral de más de cinco centenarios de llantos y gritos silenciados; de carimbos y libretas de jornadas; de opresiones y sometimientos. Hoy celebra las razas, la mezcla que nos hace únicos,  la historia que no aparece en los libros pero que llevamos pintada en la piel; enredada en los rizos... Celebro a la india María que habla mi padre y a mi abuelo negro que cortaba caña. Celebro a mi tatarabuela de Islas Canarias que jamás conocí.

El mundo conmemora descubrimientos que nunca debieron llevar ese nombre. Olvidan la historia dolorosa y la disfrazan con días festivos, como si fuera una celebración el olvido y la sangre que alguna vez lloraron los ríos y dio vida a los árboles.  El único descubrimiento que vale la pena celebrar es el de uno mismo y la historia dolorosa que nos formó  como patria: alguna vez libre, muchos siglos esclavo, pero siempre borinqueños.