martes, 3 de diciembre de 2019

Suspensivos...

Como los puntos suspensivos se instalan al final de una frase u oración indicando que ahí no acaba todo... porque no se sabe... porque se está cansado... Confundido... porque no se quiere o se quiere demasiado... Así ando... Tres signos negros equidistantes... Una niebla densa que confunde las alternativas... Pero sigo... Respiro... El aire caliente que abandona el cuerno como si se fuera con él el alma... Hago una pausa a pulmones vacíos... Una vez más... Como antes o como nunca... Mañana sale el sol posiblemente o habrá nubes grises... De igual forma o de manera distinta se sigue avanzando... Tengo el lápiz en la mano y las palabras no se me han acabado... Tres puntitos... y seguimos... caminando...

miércoles, 20 de febrero de 2019

S O Y

En el camino al interior de mi ser me fui descubriendo infinita. De las cavidades y pliegues se desprendieron universos y me fui poblando de huellas, aromas texturas y colores... Y me descubrí entre palabras y silencios de dolores;  y fui plasmando en mi lienzo nuevos adjetivos.
Soy vaivén de olas que siempre vuelven a la playa que ama.  Soy el aire que exhalaron mis montes en su último latido. He muerto tantas veces y resurgido de entre la nada. Soy sueño roto e ilusión cohibida; vientre no fecundo que anhela mariposas. Soy la rebeldía de historias no contadas; de centenarios malditos. El eco sordo que grita la esperanza. Soy quien dejé de ser. La lluvia que borra nombres de los suelos y hace brotar semillas olvidadas.
Soy un recuerdo más en una mente sombría o un olvido menos en un corazón lastimado. Soy lo que no quise ser o lo que en otras vidas no pude. La curva de una sonrisa o una mueca. Quizás un para siempre o un nunca jamás... El eco sordo que grita la esperanza. Soy quien nunca antes era.
Soy y existo en este espacio olvidado mientras me piense un alma o mientras mi nombre siga siendo eco en alguna historia con puntos suspensivos que le teman al fin.