Padre: Había una vez un corderito sentado sobre un libro y una bandera recostada sobre el hombro.
Hijo: ¿Y por qué no se para y lucha?
Padre: Desconoce.
Hijo: ¿Y por qué no se para y lee?
Padre: Desconoce.
Hijo: ¿Y por qué no se para y planta la bandera?
Padre: Desconoce.
Hijo: Ya entiendo.
Padre: ¿Por qué te vas, hijo mío?
Hijo: Quiero saber.
No hay comentarios:
Publicar un comentario